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jueves, 7 de mayo de 2009

Los peligros de la adivinación

El post no está dedicado a las artes adivinatorias que se prodigan por todas partes, internet, televisión, prensa, etc. Nada tiene que ver. He aprendido mucho, a base de palos, que la adivinación en trading es muy peligrosa.

Cualquiera que sea el sistema que sigamos (exceptuando los automáticos), es posible que en algún momento (quizá en más de los que se pueden imaginar) entremos en el mercado imaginando o intentando adivinar lo que va a hacer nuestro instrumento después de que hayamos abierto la operación. Ya sea porque los indicadores "nos dicen" que es el momento, o porque creemos que hemos interpretado correctamente una señal, o porque la cotización se acerca a una resistencia o a un soporte, etc.

En estas y otras ocasiones, no debemos perder la cabeza y no debemos actuar antes de que el gráfico nos haya dado un señal mínimamente fiable de la tendencia que va a seguir la cotización. Por todas partes se puede leer que la tendencia es nuestra amiga. Efectivamente, lo es. Para mi, entrar dentro de una tendencia marcada (que no siempre es fácil de detectar) es una garantía de tranquilidad. Y seguir con la tendencia ajustando los stops dinámicos, es una garantía de éxito. Sin embargo, en ocasiones, antes muchas, ahora menos, me daba por pensar que cuando el valor llegase a un punto que para mi era de inflexión, la tendencia cambiaría. El problema es el "para mi". Para mi que soy un pequeño operador inmerso en un proceloso océano de operaciones que cruzan cientos de millones de papeles y que mueven índices poderosísimos que "reflejan" la buena o mala marcha de mi país y, es más, del mundo. ¿Cómo entonces puedo pretender que ese tick, esa vela, esa línea de tendencia que trazo en mi gráfico, cambien de dirección cuando yo pienso que van a cambiar?

¿Qué hacer entonces? No puedo dejar a un lado mis herramientas para operar evidentemente, me sigo sirviendo de las velas, de los pivotes, de los indicadores... pero debo utilizarlos para encontrar las tendencias. Si no las encuentro no debo entrar. No puedo arriesgarme pensando que se va a girar en el punto que yo creo que se va a girar porque el 90% de las veces no lo hará y el otro 10% será pura casualidad y encima creeré que he acertado y me impulsará a seguir haciendo lo mismo.

Identificar una tendencia no es complicado, basta con ver que la cotización tiene una pendiente marcada por impulsos y correcciones. Con un par de correciones ya se puede imaginar la tendencia, la tercera corrección seguida de un impulso en la dirección principal ya puede tomarse como indicativo de una tendencia creada. El problema está que cuando tengo esas señales ya he dejado de ganar muchos puntos y puede que sea el último impulso y la tendencia se agote. Bueno, puede pasar, pero me sienta menos mal que haber intentado adivinar la dirección que tomará una cotización cuando estoy viendo que la tendencia que trae es contraria.

La mayoría de los errores que me han llevado a cerrar operaciones en negativo han sido por la adivinación. Los tengo clasificados y es triste ver la cantidad de puntos, tanto en demo como en real, que he llegado a perder por dejarme llevar por la intuición. Me río de la intuición. Es probable que las "grandes manos" utilicen esa intuición, es más, son ellos los que mueven las cotizaciones, con lo cual puedan prever que llegado a un punto la cotización girará y si no, la giran ellos. Pero un minioperador como soy yo y puedas ser tú, va a tener que esperar señales de confirmación de tendencia para que la operación tenga un mínimo de garantías de salir bien.

sábado, 28 de marzo de 2009

Psicología de trading: aclaraciones

En estos temas hablaré de las sensaciones que influyen en un inversor de trading amateur como yo y como puedan ser muchos de vosotros. De ninguna manera esto es un tratado de psicología que pretenda ser una guía para evitar estas sensaciones. Pero el mero hecho de identificarlas antes de que ocurran puede ser una ayuda para entendernos a nosotros mismos, para entender que antes de inversores somos personas y como tales, estamos influenciados por estados de ánimo que, si bien durante un partido de nuestro equipo favorito nos pueden hacer vibrar y disfrutar, en esto del trading son casi nuestro peor enemigo.

A mi me resulta difícil aun dejar a un lado estas emociones. Cuando cierro una posición en positivo me aborda una ola de regocijo, no importa la cantidad, el saber que he salido ileso me sube la adrenalina y hasta la autoestima. Me veo con capacidad para volver al mercado y llevármelo todo. Evidentemente, en posiciones negativas, con pérdidas, es la angustia, la sensación de incapacidad, la culpa y algunas cosas más, las que invaden el cuerpo. Y esto es así, no hay vuelta de hoja.

El autocontrol se adquiere con el tiempo. Yo mismo lo he ido notando. Las primeras operaciones de trading que hacía eran psicológicamente hablando de esta forma: ganas de jugar, miedo antes de entrar, ansiedad una vez abierta la posición, júbilo cuando la cotización iba a favor, ataque de nervios cuando iba en contra y por último... si cerraba en positivo, me sentía el mas grande, si cerraba en negativo, me sentía el mas miserable con ganas incluso de dejarlo y dedicarme a otra cosa.

Pero todo pasa, esas sensaciones las he ido dominando con el tiempo a través de algunas técnicas que explicaré en otro momento. Algunas son técnicas de trading y algunas son técnicas de autocontrol. La primera de este segundo grupo es tener claro que si pierdo ese dinero no va a pasar nada. Duele perder dinero, más si viene de nuestros propios ahorros, pero yo me he ahorrado una buena dosis de estrés sólo con tener claro que ese dinero lo he destinado a eso, como si lo destinara a comer en restaurantes o en un viaje. Al final, lo menos que voy a obtener es la emoción del juego y de entrar en una actividad que me apasiona. Pues sea así.