En estos temas hablaré de las sensaciones que influyen en un inversor de trading amateur como yo y como puedan ser muchos de vosotros. De ninguna manera esto es un tratado de psicología que pretenda ser una guía para evitar estas sensaciones. Pero el mero hecho de identificarlas antes de que ocurran puede ser una ayuda para entendernos a nosotros mismos, para entender que antes de inversores somos personas y como tales, estamos influenciados por estados de ánimo que, si bien durante un partido de nuestro equipo favorito nos pueden hacer vibrar y disfrutar, en esto del trading son casi nuestro peor enemigo.
A mi me resulta difícil aun dejar a un lado estas emociones. Cuando cierro una posición en positivo me aborda una ola de regocijo, no importa la cantidad, el saber que he salido ileso me sube la adrenalina y hasta la autoestima. Me veo con capacidad para volver al mercado y llevármelo todo. Evidentemente, en posiciones negativas, con pérdidas, es la angustia, la sensación de incapacidad, la culpa y algunas cosas más, las que invaden el cuerpo. Y esto es así, no hay vuelta de hoja.
El autocontrol se adquiere con el tiempo. Yo mismo lo he ido notando. Las primeras operaciones de trading que hacía eran psicológicamente hablando de esta forma: ganas de jugar, miedo antes de entrar, ansiedad una vez abierta la posición, júbilo cuando la cotización iba a favor, ataque de nervios cuando iba en contra y por último... si cerraba en positivo, me sentía el mas grande, si cerraba en negativo, me sentía el mas miserable con ganas incluso de dejarlo y dedicarme a otra cosa.
Pero todo pasa, esas sensaciones las he ido dominando con el tiempo a través de algunas técnicas que explicaré en otro momento. Algunas son técnicas de trading y algunas son técnicas de autocontrol. La primera de este segundo grupo es tener claro que si pierdo ese dinero no va a pasar nada. Duele perder dinero, más si viene de nuestros propios ahorros, pero yo me he ahorrado una buena dosis de estrés sólo con tener claro que ese dinero lo he destinado a eso, como si lo destinara a comer en restaurantes o en un viaje. Al final, lo menos que voy a obtener es la emoción del juego y de entrar en una actividad que me apasiona. Pues sea así.
sábado, 28 de marzo de 2009
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